Una persona con este trastorno tiene síntomas de perfeccionismo que generalmente comienzan al final de la juventud o principios de la edad adulta. Dicho perfeccionismo puede interferir con la capacidad de la persona para completar tareas debido a que sus estándares son muy rígidos. Pueden aislarse emocionalmente cuando no son capaces de controlar una situación. Esto puede interferir con su capacidad para resolver problemas y formar relaciones interpersonales estrechas.
Otros síntomas pueden ser: excesiva devoción por el trabajo, incapacidad para deshacerse de cosas, incluso si el objeto carece de valor, inflexibilidad, falta de generosidad, negativa a permitir que otras personas hagan las cosas, falta de deseo por mostrar afecto o preocupación por detalles, reglas y listas.